lunes, 10 de septiembre de 2007

El show continua....

Después de un tiempo de descanso en el sur-este oriental, reapareció el villano más memorable de la pantalla pixelada: Osama Bin Laden. El actor de fama mundial -al que todos le adjudican equivocadamente su participación en las super producción Terrorismo Islámico 11-S y las secuelas 11-M, 7-J, entre otras- parece haber llegado a un acuerdo contractual con la productora Falsa Bandera S.A., y ha protagonizado un nuevo film de bajo presupuesto.

A juicio de la crítica, esta coproducción israelí-usamericana-inglesa ha dejado mucho que desear tanto en performance, vestuario y personificación. En performance Bin Laden se limita a leer su texto dramático en pantalla (situación nunca antes vista en el cine), sin apoyarlo con énfasis actoral, ni menos con algún tipo de improvisación. En vestuario, el equipo no obtendrá definitivamente alguna nominación en este item, dado que este se limita al mismo turbante, cubierta amarilla y camisa blanca de sus anteriores apariciones (no vaya a ser que el público no lo vaya a reconocer). En personificación el asunto es aún peor, en vez de darle al personaje un aire más viejo (dado que es una continuación de las sagas anteriores), lo que se hace es teñirle la barba o -hay discusión en la TV-farándula- colocarle derechamente una postiza.
El guión también ha sido abucheado, tanto por la crítica, como por el público, ya que este recurre a los mismos recursos comerciales de antes, para causar temor en la audiencia de manera simplista, además que -de tanto tiempo que no aparecía el personaje- se limitó a demostrar que estaba al tanto de las noticias de actualidad.La película es tan poco creíble que están considerando calificarla para menores de 18 años.