Por su profesionalismo de sangre fría, los atentados con bomba de Madrid el 11 de Marzo de 2004 dejaron todas las marcas de una operación de bandera falsa (ver nota al final del artículo) del Mossad Israelí. Uno de los aspectos más interesantes de este particular ataque de "terror islámico" fue un caso extraño en el que el plan tuvo un resultado totalmente opuesto al esperado.

Los bombardeos del tren ocurrieron en marzo del 2004, aproximadamente un año después de que 1 millón de españoles se sumaron a otros 30 millones alrededor del mundo en protesta contra la inminente invasión a Irak y en un contexto de rechazo abrumador sobre la presencia de tropas españolas en Irak.
Los planificadores del Mossad estaban indudablemente convencidos de que un ataque sin previo aviso involucrando un gran número de civiles Españoles y atribuido a “Al-Qaeda” no solo afectaría el pensamiento de la opinión pública española forzándola a alinearse detrás de la guerra contra el terror y en contra de los “terroristas islámicos”, sino que también aseguraría un nuevo mandato del Prim

er Ministro y partidario de la causa de la guerra, José María Aznar (tres días antes de que la invasión a Irak comenzara el 19 de Marzo de 2003, Aznar se reunió con Bush y Blair en las Azores para un largo y tendido fin de semana de conversaciones sobre cómo vender mejor a las masas la invasión a Irak).
Por estas razones el Mossad eligió el 11 de marzo de 2004, tres días antes de las elecciones generales para perpetrar su ataque sin previo aviso en los trenes de Madrid, en los cuales viajaban muchos trabajadores de clases bajas e inmigrantes.
En Madrid, en plena hora pico de la mañana del 11 de Marzo de 2004, diez explosiones tuvieron lugar a bordo de cuatro trenes, causando la muerte de 191 personas e hiriendo a otras 2050. Lo extraño es que los ataques ocurrieron exactamente 911 días después de los ataques del 11-S en Nueva York y Washington y esto fue interpretado por la fiscal Olga Sanchez como un claro simbolismo

Kabalístico Judío ortodoxo. De todas maneras, como hemos dicho, el ataque no tuvo la respuesta que el Mossad esperaba. Mientras que el Mossad dejó cuidadosas pistas apuntando a “Terroristas Islámicos”, la población española, lejos de culpar a Al-Qaeda, culpó a Aznar y a su gobierno por haber despertado la ira de los “Terroristas Islámicos” al enviar tropas españolas para participar en la cruzada Israeló-americana en Irak, por sobre la voluntad de los españoles.
Otro dato interesante de este evento es que parece bastante claro que el gobierno de Aznar estaba en total desconocimiento de que el ataque iba a suceder – (El Mossad operó aparentemente con completa independencia, lo cual requiere una significativa influencia y control) – ya que apenas ocurrido, el gobierno, sin evidencia alguna, intentó culpar al grupo separatista vasco ETA. Esto se debió a que las autoridades pensaron que era poco probable que se tratara del Mossad, visto y considerando el clima político y social del momento, y porque un ataque de Al-Qaeda sería el toque de muerte para cualquier gobierno que apoyara a los EE.UU. Es lógico entonces pensar que si Aznar hubiera recibido un previo aviso de los ataques, seguramente habría informado a los perpetradores que estos eran una muy mala idea para apoyar a su gobierno y para que la población se alineara a la guerra del terror.
Gracias a la forma meticulosamente psicopática en la cual el Mossad lleva a cabo su trabajo, simplemente no había manera de que Aznar convenciera a la población española de que ETA era la responsable porque, como ya mencionamos, el Mossad había preparado muy bien un detallado camino de pistas

de “evidencia” que señalaban a los “Terroristas Islámicos” incluyendo versos ubicuos del Corán y que además los “terroristas” se habían hecho volar en pedazos en un departamento 3 semanas luego de los ataques. Todo muy oportuno.
El gobierno español tuvo pues que lidiar con una doble explosión, ya que no solo los medios fueron provistos de “pruebas” de que “terroristas islámicos” habían llevado a cabo el ataque, sino que además el gobierno de Aznar quedó expuesto por haber mentido a la población española al hacer responsable casi inmediatamente a ETA.
En una gran demostración de poder del pueblo, 11,4 millones de españoles salieron a las calles, casi el 30% de su población total.
Como resultado, en las elecciones que tuvieron lugar dos días después, el gobierno socialista de Jose Luis Zapatero ganó de forma arrasadora.
En la misma semana Zapatero confirmó que las tropas españolas se retirarían de Irak.Durante el ataque israelí sobre civiles libaneses en 2006, el primer ministro español se hizo presente en un encuentro de jóvenes socialistas donde unos jóvenes palestinos le entregaron una bufanda de su país. Zapatero, se la colocó debidamente sobre el cuello y permitió sacarse algunas fotografías que fueron difundidas en todos los periódicos.
Ese mismo día, Zapatero acusó a Israel de utilizar una “fuerza abusiva” y declaró que “nadie debe defenderse utilizando una fuerza abusiva que no protege a seres humanos inocentes”.
Como no es de sorprender, Mauricio Hatchwell, miembro de la pequeña comunidad judía de España, respondió acusando a Zapatero de ser antisemita, básicamente por haber dicho la verdad.
El ministro de asuntos exteriores de España, Miguel Angel Moratinos, no tardó en contrarrestar la acusación declarando que uno puede ser un aliado leal de Israel y aún así puede criticarlo sin ser antisemita. De hecho, le dijo personalmente a Hatchwell que no repita tales críticas sobre el gobierno:
“Que esta sea la última vez que usted publica tales denuncias expresando que el gobierno español es antisemita”
El punto de todo esto es que tenemos una situación donde el actual gobierno español fue esencialmente ayudado por el Mossad a entrar en el poder, y aún así es uno de los más críticos hacia Israel.
Así que el Mossad no obtuvo el resultado esperado tras los atentados en Madrid. Supongo que algunas cosas no salen como uno las planea. Sin embargo, los ataques están lejos de ser el último intento de Israel por alinear a la población española con la visión psicopática del mundo que pretenden imponer los gobiernos estadounidense e israelí. El Mossad, y sus banqueros internacionales, no son de los que abandonan fácilmente la tarea al fallar. Cuando una táctica no funciona, existen otros métodos y medios.