lunes, 9 de julio de 2007

La humanidad y los interventores después del Edén(3ª y última parte)

Los oriones de Satanel:

Hace veinticinco mil años, dos grandes civilizaciones fueron enviadas en calidad de Guardianes y Vigilantes. Unos procedían de Orión y otros de las Pléyades. El jefe de los oriones se llamaba Satanel, y su aspecto era reptiloide. Pero no todos los oriones son así, porque es una constelación que abarca varios planetas y civilizaciones, y muchos de ellos son de aspecto muy humano.


Hubo un momento en que Satanel consideró que las energías del planeta eran tan violentas, y la humanidad tan impredecible, que resultaba insegura y peligrosa la situación porque podía poner en peligro el orden establecido, por lo que era riesgoso usar a la humanidad o dejarla actuar espontáneamente. Más bien, habría que neutralizarla y, en todo caso, sino hubiese otra alternativa, dirigirla. Satanel pertenecía al linaje cósmico de los llamados Serpiente, un linaje de las estrellas que se consideran a si mismos con derecho a gobernar el proceso de éste planeta, al cual también están atados. Las actitudes de éste Orión y de un grupo de sus seguidores llevó a la Confederación de Mundos a una tensión tal que se desató una verdadera guerra, cuyos ecos aún resuenan en ésta parte del universo.


Finalmente, los disidentes fueron sometidos y remitidos a la Tierra como deportados. Semejante decisión no hacía otra cosa que asegurar más la posibilidad de reconexión entre los tiempos. Por ello se permitió. Unos a favor y otros en contra de un proceso, pero todo en un área controlada y observada. Además, originalmente se había previsto que hubiese toda una situación de fuerte presión sobre las civilizaciones escogidas para el experimento cósmico. La presencia de ellos sería la presión.


Aunque no todos los oriones participaron de la disidencia, los que se mantuvieron fieles al Plan Cósmico y a la Hermandad Blanca del Universo se les reemplazó por seres de Sirio, de Can Mayor, quiénes junto con los Pleyadianos quedaron como Guardianes y Vigilantes.


Los oriones seguidores de Satanel, y por ello llamados satánicos, consiguieron desde nuestro planeta influenciar psíquicamente sobre los pleyadianos, quienes se vieron afectados por la sensualidad del planeta, cometiendo la grave transgresión de tener contacto sexual con los seres humanos. Los mestizos producto de esta relación son los que conocemos como los Atlantes.
La intención de los disidentes al propiciar todos estos desaciertos era poder reencarnar a través de los atlantes para escaparse de la Tierra o apoderarse de ella; o, llegado el caso, destruirla. Pero el problema que se presentaba a la hora de encarnar en éste mundo es que todos enfrentamos un proceso de olvido. Olvidamos quiénes somos, de dónde venimos, hacia dónde vamos y por qué estamos aquí; y eso era un inconveniente insalvable.


El mal uso que hicieron los atlantes del conocimiento recibido de sus padres extraterrestres los llevó a su autodestrucción. Muy conveniente para aquellos atrapados en nuestro planeta. Pero la destrucción no fue total como ellos hubieran querido, aunque sí afectó el último período de la Lemuria, llamado “MU”, haciendo que los murianos fuesen evacuados por los pleyadianos desde la Antártida, donde su historia y sus adelantos quedaron enterrados bajo el avance del hielo, y remitidos hacia Mesoamérica, dando posterior surgimiento a la civilización Olmeca.


Una de las particularidades de la humanidad en comparación con los interventores es que nosotros somos capaces de anticipar el futuro; esto es , que tenemos potencialmente la capacidad de la premonición y de la precognición. Los visitantes al ingresar en el tiempo alternativo sufren una desorientación que les impide anticipar y captar hacia delante los sucesos futuros. Todas sus previsiones se basan en cálculos de probabilidades, estadísticas, proyecciones especulativas y todo lo que puedan llegar a enterarse a través nuestro. Por tanto, los extraterrestres que vienen a la Tierra por actuar en un tiempo diferente al suyo , sólo conocen el pasado, el cual han venido ocultando por las implicancias del mismo. Conociéndolo seríamos conscientes de nuestras potencialidades, de nuestro rol y misión en el concierto de los mundos, así como de nuestros oponentes, sus debilidades y limitaciones. Pero éste conocimiento, sin estar preparados, nos haría mas mal que bien.



El relevo de los vigilantes

Para subsanar las consecuencias de las tragedias de Atlántida y Lemuria, a la vez que darle una nueva oportunidad a la humanidad que ya había demostrado su potencial capacidad de lograr los objetivos iniciales fundamentales, se decidió acelerar los procesos, pero esta vez bajo el estricto control y supervisión de los interventores.
Es en éste tiempo que se decidió enviar a los Instructores Planetarios, que en número de 144 visitaron distintas partes de la Tierra y depositaron parte del conocimiento, supervisando cada cierto tiempo el desenvolvimiento del mismo.


Las mujeres terrestres, por su natural predisposición a canalizar y orientar las energías planetarias a manera de antenas, recibieron de los seres de Sirio un conocimiento de primera mano, consistente en la forma de aplicación práctica de las Leyes y Principios Universales, lo cual las transformó rápidamente en sacerdotisas de la diosa madre, que no significaba otra cosa que ser representantes del espíritu planetario o de los aspectos femeninos del Creador.


Por ello, en el Mito de Osiris, Isis es la diosa hechicera capaz de resucitar a su marido, el cual representa la humanidad sacrificada en el ciclo anterior. Ella, transformada en ave (se desprende de su cuerpo y busca a su marido en los planos sutiles, como ocurre con los mediums en el espiritismo), revolotea alrededor del cuerpo del esposo asesinado, devolviéndole mágicamente, y sólo por unos instantes, a la vida, para engendrar el que restaurará el equilibrio.
Las poderosas energías planetarias pusieron a prueba a los Vigilantes, que dividieron por secciones el planeta, creando áreas de influencia según los mundos, a manera de feudos , despertándose la agresividad entre ellos y entrando en franca y violenta competencia. Los extremos de tensión a los que se llegó fueron tales que requirieron de la intervención de seres ultraterrestres para poner orden. En medio de semejante caos reinante, la labor de vigilancia dejó mucho que desear, relajándose y tornándose una coladera de visitantes inoportunos e inadecuados.


Para ayudar al planeta, a la humanidad y al Plan sin morir en el intento, luego de los 144 Instructores Planetarios, y como una forma de poner orden a las disputas generadas, los Vigilantes accedieron a la llegada e instalación de la Tierra de la Hermandad Blanca, que consistió en treinta y dos seres de diferentes mundos que se ubicaron en el desierto del Gobi, en la Mongolia, y se hicieron cargo de relevar a los instructores iniciales y limitar la participación de los Vigilantes en el proceso planetario. Además, se hicieron cargo de los Discos Solares, los Retiros Internos y de la vigilancia de los Portales Interdimensionales que se encuentran abiertos de manera natural en el planeta, y de cuantos podrían llegar a abrirse en la medida en que nos fuéramos acercándonos al final del ciclo cósmico.


Con el Cristo que se manifestó siete veces a lo largo del proceso planetario, se ubicó la puerta correcta de reconexión con el Tiempo Real. La apertura del séptimo sello coincide por tanto, con el ascenso del planeta y la humanidad a la cuarta dimensión, así como con el retorno del Cristo como la manifestación del espíritu de compasión, caridad, y fraternidad , sólo que su manifestación requiere de un estado vibratorio superior en la humanidad basado en el amor incondicional a través del perdón.



Seres como el mago Merlín, que eran híbridos entre extraterrestres y humanos, conocían ambas direcciones del tiempo, y por ello fueron convocados a ser los guardianes de los discos solares y de las puertas cercanas a estos, reemplazando a los extraterrestres .