domingo, 29 de marzo de 2009

El Fin del Dinero

Todavía hay quienes creen ingenuamente que lo que está ocurriendo ahora es parte de los flujos cíclicos en la evolución de los mercados financieros del mundo,y que en algún tiempo comenzará a recuperar la economía una vez más y los buenos tiempos volverán.

Tengo una mala noticia para los «optimistas»! No habrá recuperación. Lo que está sucediendo ahora, es como David Icke ha escrito,forma parte de una gran estrategia para crear un Nuevo Orden Mundial, un «Estado», un mundo con un Gobierno, un ejército mundial, un Banco Mundial, una religión y un mundo muy reducido de empresas llenas de esclavos.

El dinero tal como lo conocemos pronto dejará de existir. En su lugar surgirá el «dinero electrónico», utilizado inicialmente a través de tarjetas de identificación biométrica.Se presentó en su momento en el Reino Unido y en otros lugares, y que a su vez, será sustituido por microchips personales repletos de tecnología RFID. Este «progreso» se venderá al público sobre la base de que es ventajoso para todos. Nunca más nuestros hijos serán vulnerables al secuestro y el abuso , ya que sabremos dónde están en todo momento (al igual que el Estado para el resto de sus vidas.) Y con nuestro dinero, lo mismo.

Por supuesto, hay que considerar lo que nos ocurriría si el estado apaga nuestro «microchip»? Robar o morir de hambre!
Nos apretarán económicamente hasta que la situación sea insostenible. Entonces la población pedirá a gritos una solución y aceptará "cualquier" solución.

El cimarrón se define

El potro cimarrón revienta, o temporalmente se adapta a las circunstancias, pero es sólo una cuestión de tiempo: si se siente retenido contra sus deseos de manifestar todo su potencial, el sujeto indomable acabará por espesar todas sus energías hasta hacerlas fluir violentamente.
Todo dependerá de la potencia del detonador. En su subconsciente, el maverick porta ciertas ‘claves’, colocadas por él mismo, por aquella porción de él mismo que, digamos, queda fuera de su cuerpo. (Esa porción externa la podemos llamar ‘ser’, y su descripción merecerá unas palabras algo más adelante.) Queda fuera de esta dimensión, pero es el enlace con la Fuente y, a medida que el potro se acerca a su madurez, mayor será la fusión con esa –sólo aparente- parte exterior de él mismo.
En el subconsciente hay claves que se activan ante determinados detonadores externos, en el mundo material: canciones, películas, lugares, momentos de especial lucidez, epifanías (manifestaciones que permiten experimentar instantes de realidades superiores, revelaciones), en fin, detonantes que provocan la explosión interna que pone de manifiesto la existencia de una desconocida y rica vida interior. Las emociones que esas detonaciones producen en el joven cimarrón, en tanto que le son íntimamente reconfortantes, son casi una adicción. Sí, crean una tendencia irrefrenable hacia la búsqueda de respuestas, dentro y fuera. Paradójicamente, cuanto más se anda, menos certezas, más dudas…
Una vez que el individuo, aun cargando todos sus miedos (¿suyos?¿inducidos?), se decide a empreder el sendero que conduce a los montes, se encuentra con otras personas, con las que –en principio- compartirá puntos es común; esencialmente, porque todas ellas han optado por abandonar los rígidos preceptos que hacen del mundo un lugar poco recomendable.
Todos esos sujetos que se encuentran –junto a los cimarrones- a las puertas de salida del Sistema, comparten un denominador común: están hasta las narices de las incongruencias del mundo; desconfían de los líderes, la intuición les dice que algo huele a podrido en lo que la gente corriente asume como cierto e incuestionable, etc. Y he aquí que ese punto en común que une a los desencantados, durante cierto tiempo es suficientemente fuerte como para que el cimarrón se sienta parte de ellos. ¿Qué ocurre entonces?
Lo que ocurre es muy simple: una visión de conjunto nos dice que todos los desencantados echan pestes del Sistema, vale, pero entre ellos hay diversos grupos, muy diferentes unos de otros. Sí, no hay homogeneidad entre los que atraviesan las puertas de salida. Y ese hecho, a veces, crea confusiones. No hay nada de malo en la variedad. Mas aún, es la variedad lo que, en muchos casos, censuró el Sistema.
Así que el joven cimarrón, sin encontrar su lugar, haciendo concesiones, sin definir con precisión los parámetros en los que el/ella siente ha de estar, orbita alrededor de otros. Y lo hace del mismo modo que un cuerpo celeste atrapado por la fuerza gravitatoria de otro. Y lo hará hasta que se defina como lo que es: un sol, una estrella que, por lo pronto, no debe girar alrededor de cuerpos más densos. Esto se entenderá con la siguiente imagen: Nuestro sol, en tanto que ausente de conciencia de su propia naturaleza, indentidad y cometido, se dispuso a dar vueltas alrededor de la Tierra, un planeta de seres de sospechosa evolución…
Pues así de absurdo resulta cuando, abrumados por la retórica de otros, los cimarrones en proceso de maduración, son atrapados por sus órbitas. Órbitas que merecen todo el respeto, pero que no encajan con los parámetros interiores e intuitivos de esos potros.
A las puertas de salida de Sistema acuden los antisistemas (y son necesarios), los que retornan a la vida rural (y son necesarios), los que diseñan en sus mentes nuevos sistemas de convivencia y desarrollo (y son necesarios), y los cimarrones, que no encuentran su lugar entre ellos.
El maverick desea retornar (lo sabe intuitivamente) a un paradigma que no tiene nada que ver ni con el trueque, ni con ecoaldeas, ni con ciudades sostenibles, repúblicas, etc. Su origen no está en la tierra que sembrar. Puede que su origen ni siquiera esté en la Tierra, y que sólo esté de paso por este planeta, cumpliendo labores de las que se responsabilizó antes de tomar cuerpo. Su poca afinidad para con las líneas descritas por otros le pueden crear confusión. Pero debe resolver ese conflicto. Y saber que cuando otros confían en recursos físicos y materiales para afrontar los cruciales años venideros, él/ella hace lo correcto confiando en su ser. Y no debe negarse la oportunidad de ser plenamente él/ella. No debe renegar de su intuición, la que le dice que la espiral de cambios que actualmente vive el planeta tiene implicaciones cósmicas, de otras dimensiones. Y que, por tanto, tiene el derecho a confiar en que él mismo, como ser repartido entre varias diamensiones (y no sólo en esta), forma parte de un plan cuyo epicentro no está en la Tierra. Un plan de dimensiones universales en el que están implicados millones de seres, no sólo humanos; un plan de responsabilidades compartidas que no debe obligarnos a buscar todas las respuestas, o lo que es mucho peor: a aceptar limitadas respuestas humanas a problemas dimensionales.
Lo más adecuado, según la lógica de los cimarrones, es aceptar que nosotros tenemos una tarea que realizar desde nuestro cuerpo-templo. Y que, también nosotros (en consonancia con otros seres), desde fuera de las limitadas condiciones de esta densa dimensión, tenemos otras tareas que realizar. Ambas labores se complementan, y ninguna de las dos puede suplir a la otra. Por eso, cuando el cimarrón escucha de otros desencantados del Sistema que la supervivencia pasa por plantar lechugas, se pregunta: ¿puede una mente de esclavo sustituir lo que le corresponde resolver a nuestra conciencia?
Ahí es donde más claramente se manifiesta la personalidad que define a los cimarrones:
Ellos se sienten Uno-a con el Cosmos. Consecuentemente, su tarea consiste en transformar su mente, su realidad circundante, hasta adecuarla a los parámetros energéticos (de Vida & Conciencia) que la colocan en consonancia con su ser. Ese ser es su origen y destino. Y en él, como parte de la Fuente que Es, depositan su confianza. ¿Unas piernas y unas manos sensatas no habrían de ‘confiar’ en el buen juicio de su cabeza?
Sí, el cimarrón sabe intuitivamente que dos realidades se acercan y se sobrepondrá una sobre otra. Por ello, dejando atrás la mente del esclavo, el viejo cimarrón reclama el todo. No cree en la cohabitación de fuerzas opuestas, ni en las migajas que el Antiguo Régimen esté dispuesto a regalarle. Lo quiere todo y todo lo exige. Porque sabe que, hasta hoy, el mundo ha sido una recreación salida de la mente de seres que creen en cautiverio en vez de evolución. Así, desde la mente evolucionaria y creadora del cimarrón se dice a la mente involucionaria y esclavista de los falsos dioses de este mundo: nos negamos a aceptar un mañana adecuado a las limitadas percepciones a las que nos habéis acostumbrado.
Tal vez lo siguiente nos aporte alguna mayor claridad… Cierto cimarrón dijo un día a la pregunta sobre el futuro de la dimensión material que llamamos granja o cárcel:
Todas las naturalezas, todas las producciones y todas las criaturas se hallan implicadas entre sí, y se disolverán otra vez en su propia raíz, pues la naturaleza de la materia se disuelve en lo que pertenece únicamente a su naturaleza. Quién tenga oídos para escuchar, que escuche. (Evangelio de María Magdalena, Biblioteca de Nag Hammadi)
En otras palabras: cada uno, según su naturaleza, regresa a su origen.
Por cierto, resulta curioso que a las puertas de salida del Sistema, donde se acumulan los hartos de mentiras, muchos no hayan sabido aun extraer el grano de la paja: quienes sufrieron el demoníaco poder de las iglesias cristianas, y por ello renegaron de la figura arquetípica de un ser de ejemplo, Jesús. Quizás debieran preguntarse lo siguiente: ¿Robarías un icono carente de valor? ¿Secuestrarías la imagen de un sujeto inofensivo? Es de entender que, algún valor tendría lo que ese ser dijo, pues no hay más que ver el celo con el que, durante casi dos mil años, sus secuestradores se han afanado por mantenerlo crucificado y con la boca cerrada.

Por Tavo Jiménez de Armas
http://guianuevomilenio.blogspot.com/

Javier, de vendedor de libros a insumiso a los bancos


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