domingo, 23 de septiembre de 2007

Las huellas de los viajeros del tiempo

William J. Meister, un coleccionista de fósiles no profesional, descubrió en junio de 1968 lo que podría ser el fósil de una huella humana más antiguo que se ha encontrado. Se trata de una impresión sobre piedra que tendría entre 300 y 600 millones de años. Por supuesto que semejante afirmación queda en oposición con todas las teorías conocidas sobre la aparición de los hombres en nuestro planeta. Lo cual, dado que la huella existe de verdad —por lo menos parece serlo— ha generado, como otras cuestiones que nunca se terminan de aclarar científicamente, una gran discusión.



Meister estaba de expedición en Antelope Spring, un sitio ubicado a casi 70 kilómetros de Delta, en el estado de Utah, Estados Unidos de Norteamérica. Lo acompañaban sus esposa y dos hijas.

Ya habían encontrado varios fósiles pequeños cuando Meister golpeó con su martillo de geólogo una losa de unos cinco centímetros de espesor, partiéndola de plano en dos, como se abre un libro. Allí estaba la huella.
Como suele suceder en todo fósil que ha quedado atrapado en un sedimento, ambos lados del bloque muestran la marca de una sandalia, una en positivo y la otra en negativo, del tamaño normal de un pie humano. Esta pisada es muy particular, porque ha aplastado bajo su suela ni más ni menos que trilobites. Los trilobites pertenecen a un orden extinto, pariente de los arácnidos y los crustáceos marinos como los cangrejos y langostas, que floreció hace unos 320 millones de años y se extinguió por completo hace 280 millones de años. Como se sabe, se piensa que los humanos, como especie, existimos desde hace entre 2 y 3 millones de años. Es imposible que un humano, y menos uno calzado con una sandalia, haya aplastado un trilobite al mismo tiempo que dejaba su huella para la posteridad.

La sandalia que habría aplastado al trilobite vivo tenía 25,2 cm de largo y 8,4 cm de ancho. El talón está ligeramente más hundido que la suela, tal como es normal en una huella humana. Meister llevó la piedra al profesor de metalurgia Melvin Cook, de la universidad de Utah, quien le recomendó que le mostrara el espécimen a los geólogos de la universidad. Pero Meister no pudo encontrar ninguno dispuesto a examinarla. Se dirigió un periódico local, llamado The Desert News, que publicó un artículo. En poco tiempo la noticia recorrió los Estados Unidos, recibiendo gran atención. El día 20 de julio de 1968 el Dr. Clifford Burdick, geólogo de Tucson, Arizona, examinó el sitio del hallazgo, encontrando de inmediato otra huella, con la impresión del pie de un niño sobre una base de pizarra. "La impresión", dijo, "tenía más o menos 14,4 cm de longitud y mostraba los dedos del pie abiertos, como si nunca hubiese usado calzado, que causa que los dedos se mantengan juntos. El pie no parece haber tenido mucho arco y el dedo pulgar no es muy prominente".

Se ha especulado con la posibilidad de que la Tierra haya sido visitada por humanoides muy similares a nosotros hace millones de años, en la época de los trilobites, o que lo que ha quedado registrado allí sea una visita de humanos como nosotros, quizás de un futuro más o menos cercano, que se movilizaron al pasado utilizando alguna clase de "máquina del tiempo".

Impresión fosilizada de una mano


Este fósil, que muestra con exactitud la impresión de una mano humana, muestra un increíble detalle: tiene incluso la marca de una uña. Fue hallado en las piedras calizas de Glen Rose, en Texas, EEUU, y se supone que tiene unos 110 millones de años, o sea que fue dejada en la era de los dinosaurios
Las huellas de Malasia

En un sitio dedicado a promover el turismo de Penang, ofrecen unas fotos y un poco de historia sobre una huella gigante (de unos 85 cm) hallada sobre una roca cercana al mar en Batu Maung y otra huella hermana encontrada en Bayan Lepas, una selva distante unos 10 km de allí. También dicen que tienen noticias de huellas similares en unas islas llamadas Pulau Aman y Pulau Jerejak.

La burbuja estallará de manera irremediable


El sistema monetario internacional está en proceso de desintegrarse. Esto no tiene nada de misterioso; he hablado sobre el asunto durante algún tiempo, de que está en marcha, de que no está amainando. Lo que aparece como el valor de las acciones y de mercado en los mercados financieros internacionales es cero a la izquierda. Son puras creencias ficticias. No tienen nada de real; la farsa es enorme. No hay ninguna posibilidad de que el presente sistema financiero no se venga abajo, ¡ninguna! Ya se acabó. El presente sistema financiero no puede seguir existiendo bajo ninguna circunstancia bajo ningún gobierno, ni bajo ningún grupo de naciones dirigentes. Sólo un cambio fundamental y súbito del sistema monetario-financiero mundial puede impedir un derrumbe inmediato de reacción en cadena. A qué velocidad, no lo sabemos, pero su caída es imparable, y entre más dure antes de concluir peor será.
Un gran cambio se nos viene encima y os aseguro que no es malo porque la verdad nos será revelada.