
A juicio de la crítica, esta coproducción israelí-usamericana-inglesa ha dejado mucho que desear tanto en performance, vestuario y personificación. En performance Bin Laden se limita a leer su texto dramático en pantalla (situación nunca antes vista en el cine), sin apoyarlo con énfasis actoral, ni menos con algún tipo de improvisación. En vestuario, el equipo no obtendrá definitiv
amente alguna nominación en este item, dado que este se limita al mismo turbante, cubierta amarilla y camisa blanca de sus anteriores apariciones (no vaya a ser que el público no lo vaya a reconocer). En personificación el asunto es aún peor, en vez de darle al personaje un aire más viejo (dado que es una continuación de las sagas anteriores), lo que se hace es teñirle la barba o -hay discusión en la TV-farándula- colocarle derechamente una postiza.

El guión también ha sido abucheado, tanto por la crítica, como por el público, ya que este recurre a los mismos recursos comerciales de antes, para causar temor en la audiencia de manera simplista, además que -de tanto tiempo que no aparecía el personaje- se limitó a demostrar que estaba al tanto de las noticias de actualidad.La película es tan poco creíble que están considerando calificarla para menores de 18 años.