lunes, 22 de agosto de 2011

LIBERTAD Y REVOLUCIÓN DE LA CONCIENCIA





La mente y sus entresijos te roban libertad:


El miedo te roba libertad.
El apego te roba libertad.
La inseguridad te roba libertad.
El deseo te roba libertad.

Creerte libre te roba libertad.
La seguridad también te roba libertad.
Te roba libertad la distracción...

La libertad está asociada a la conciencia.
Todo aquello que te aleja de ser consciente, y del instante presente, te roba libertad.

La libertad está asociada a su propia búsqueda, al fin que la justifica y al hecho de permitir que cada ser decida conscientemente sobre su propio devenir. Pero nada de esto es posible si no somos verdaderamente conscientes. Nuestro destino solo nos será verdaderamente revelado desde nuestra conciencia, desde lo que en verdad somos. Por eso hay que liberarla.
Para conocer y para ser libres, debemos asumir nuestra responsabilidad como seres habitantes de este mundo, de este espacio. Y para saber esto y asumirlo, tenemos que conocer.

Para ser verdaderamente conscientes tenemos que despertar en este sueño que llamamos realidad. Para despertar, la premisa inicial que conduce a ello es saberse dormido y decirse a sí mismo: “Estoy dormido. Quiero despertar, abrir los ojos y ver.”
Para despertar tenemos que alejar los miedos que genera la inseguridad que, a partir de ese momento, siente el ego (que teme desaparecer). Debemos huir también de la seguridad que aporta el ego, al tenerse a sí mismo por una estructura psicológica, y de conciencia, estable.
La estabilidad del ego radica en su rigidez. La libertad radica, en parte, en la flexibilidad de la adaptabilidad, y en la siguiente substancialidad: si no hay movimiento no hay libertad. Porque la libertad no busca la uniformidad, sino la diversa posibilidad de saberse único, irrepetible e irreemplazable en la búsqueda de la Luz, diverso y único a la vez, parte y todo a la vez, latido y descanso a la vez, experimentador de momentos exclusivos en su propia existencia y naturaleza.

No es que todo te robe libertad. Es que la esencia de la libertad radica en el no apego, y en la conciencia de que la libertad existe porque nosotros existimos, y viceversa, y en parte justifica nuestra existencia.
No somos verdaderamente si no somos libres. No somos libres si no somos verdaderamente.

Básicamente, la libertad no es una meta, es un camino, un estado, un nivel de la conciencia. La más de las veces la búsqueda de la libertad se inicia cuando se toma conciencia de que se ha perdido o de que no se tiene. Deviene, por tanto, de un acto de conciencia. Pero ha de venir de un acto de auténtica conciencia. La libertad, la auténtica, la que habita en lo más profundo y en lo más hermoso de la condición humana, trasciende abrumadoramente la cárcel de las ideas, la cárcel del pensamiento, la cárcel de las horas y de los apegos.

Por naturaleza nacimos y somos libres... Pero nos han hecho creer que ser libres consiste en tener más posibilidades de elección entre productos de mercado, más posibilidades de elección en el supermercado de la política, que somos más libres si más tenemos y tenemos mayor posibilidad de consumir... Y a cada paso que damos, somos menos libres y estamos más hipnotizados. Porque caemos en la uniformidad y en la alienación, y en la complacencia del sistema, en el adormecimiento de la mente y, así, en el olvido de lo más substancial.

La revolución que cuenta es la revolución de la conciencia. Esta es la que nos traerá, a cada uno de nosotros, la libertad que añoramos y buscamos.
El deseo de libertad nace porque somos seres libres que saben que no lo son. Somos aves encerradas en jaulas de oro. El ave es el espíritu, el sostenedor de la conciencia. La cárcel de oro, la mente y todos sus entresijos.

Alarma en Alemania por atentados incendiarios contra coches de alta gama

Doce automóviles resultaron dañados la madrugada pasada en Berlín, en la que ha sido la tercera noche de incendios provocados en vehículos aparcados en la capital alemana, en su mayoría en el acomodado barrio de Charlottenburg.

Desde el pasado martes son ya 47 el número de coches quemados en las calles de Berlín en este tipo de acciones, cuyo posible trasfondo político investiga la policía.

Según fuentes policiales, en lo que va de año han sido incendiados ya unos 300 vehículos, principalmente de alta gama y en la capital alemana.