
Todo el planeta (globalizado y nivelado por el sistema capitalista "único") está aquejado de los mismos síntomas: deflación de los precios internacionales de las materias primas, devaluación de las monedas y revaluación del dólar, colapso financiero con quiebra de bancos, crisis crediticia con achicamiento del consumo, y oleadas de despidos laborales constantes en EEUU y en las potencias centrales. En ese escenario, la quiebra de General Motors anunciada este lunes no solamente agrava la situación en EEUU, sino que además profundiza la crisis a escala global.
El gobierno de EEUU anunció el domingo que la trasnacional General Motors, que durante 77 años fue la número uno mundial del sector imperial automotriz, se acogerá este lunes a la ley de quiebras para emprender una severa reestructuración con fondos públicos aportados por el Estado USA.
La caída del gigante automotriz marca la profundización del colapso finaciero industrial imperial USA (como emergente de la crisis financiera recesiva) y señala el tercer gran caso de bancarrota en la historia de EEUU, tras la caída del pulpo financiero Lehman Brothers y del gigante de las telecomunicaciones WorldCom.
El Estado federal aportará US$ 50.000 millones y controlará el 60% del capital de la nueva empresa, mientras que el Estado canadiense y la provincia de Ontario desembolsarán 9.500 millones de dólares y se quedarán con el 12% de las acciones.
De esta manera, la administración Obama continúa la tendencia -comenzada en la era Bush- de salvar entidades quebradas del sector privado con fondos estatales de los impuestos aportados por toda la sociedad estadounidense.
Mediante la operación de "salvataje" estatal, GM blanqueará (con fondos públicos) más de US$79.000 millones en deuda, ahorrará miles de millones despidiendo fuerza laboral, cerrará más de una docena de fábricas y reducirá su red de concesionarios en un 40%, a 3.600.
GM confirmó que el grupo va a pasar de 62.000 obreros sindicalizados en 2008, a 38.000 en 2011
La crisis hipotecaria , primero, la irradiación de la crisis a los mercados financieros, después, la baja de exportaciones e importaciones con caída del consumo, luego, terminaron de configurar un proceso inflacionario-recesivo que amenaza con arrasar los cimientos de la primera economía imperial del planeta
De acuerdo con los expertos, la desocupación es el problema más profundo de la economía y la sociedad estadounidenses.
Según un reciente informe oficial, durante el último trimestre se perdieron en este país más de 220 mil empleos, lo que elevó a 9,9 millones el número de personas sin trabajo.
La tasa de hispanos desocupados residentes en Estados Unidos se mantuvo entre las más elevadas y en abril de 2009 alcanzó un 8,9 por ciento, llegando a la cifra de casi 1.980.000 desocupados.
Por estas horas, medios y analistas norteamericanos coinciden en que la desocupación (como emergente de la recesión financiera industrial) se ha convertido en la prioridad absoluta de la agenda de Obama y su equipo.
La crisis social (consecuencia de la caída del consumo y los despidos laborales) ya se perfila como un potencial emergente de la crisis recesiva- laboral que detonó escalonadamente como consecuencia de la crisis financiera en EEUU.
Lo que hace unos pocos meses sonaba como un panorama fantástico para el Imperio norteamericano (las huelgas y los conflictos sociales) es un escenario de corto plazo que ya están manejando entre líneas analistas y medios norteamericanos a la luz de la crisis del sector automotriz y de las quiebras empresariales que están desatando una creciente ola de despidos en EEUU.